El que cuida cerdos sabe lo que vale el esfuerzo.

 El que cuida cerdos sabe lo que vale el esfuerzo. Desde el primer alimento hasta el último día, todo es constancia y disciplina.  Un buen porcicultor no se mide por cuántos marranos tiene, sino por cómo los trata.  Limpieza, dedicación y respeto, así se levanta un rancho con nombre.




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