¿Puede comer carne un paciente con cirrosis?

Nutriólogo-
Doña María tiene 60 años, es diabética. A lo largo de su vida no ha logrado mantener un peso saludable, le ha sido difícil mantener los niveles de azúcar en sangre normales. Además, el único ejercicio que hace es caminar cuando tiene tiempo, siempre que sus rodillas adoloridas se lo permiten. Hace varias semanas, su familia notó que empezó a comer menos, disminuyó de peso y se sentía “débil”. Su cintura aumento un poco de tamaño y notó “hinchazón” en sus piernas. Hace dos días decidieron llevarla al médico porque tenía “amarillos” los ojos, se desorientaba y permanecía con mucho sueño. El diagnóstico médico reveló que Doña María tenía, sin lugar, a dudas una enfermedad llamada cirrosis del hígado. Los familiares quedaron sorprendidos, pues jamás habían visto a su madre tomar licor o cervezas.
Amigos lectores, la historia que les expongo es sumamente común y tiene muchas conexiones con la nutrición. En primer lugar, los hábitos alimenticios desordenados, el excesivo consumo de azúcares, harinas, jugos, frutas, grasas, pastelería y comida rápida proporcionan las condiciones perfectas para aumentar la obesidad, condición que puede llevarnos a desarrollar diabetes y otras enfermedades, tales como la formación de un hígado repleto de grasas e inflamado, que con el tiempo ocasiona en algunas personas cirrosis. La cirrosis consiste en la sustitución del tejido sano del hígado por un tejido inservible e irrecuperable. A medida que el tejido se deteriora, el paciente sufre de muchas complicaciones, entre las que se destacan la anemia, los sangrados digestivos, el aumento del abdomen debido a la formación de líquido, edemas en las piernas, pérdida de músculo y períodos de desorientación.
A pesar de la obesidad en estos pacientes, se sabe que a medida que la enfermedad avanza, entre el 60% y 100% de ellos desarrollarán desnutrición, ya que la enfermedad ocasiona disminución del apetito y dificulta una alimentación adecuada por todas las complicaciones ya descritas. A esto debemos sumar que la dieta que se indica en esta enfermedad es poco comprendida por el paciente e incluso por el médico tratante. Es usual que los pacientes con cirrosis comenten que dejan de comer carnes y que ya no comen grasas, por lo que consumen harinas, jugos, vegetales y frutas, principalmente. Esta forma de dieta se basa en que desde hace 60 años los médicos notaron que cuando los pacientes cirróticos comían más proteínas (carnes de todo tipo, embutidos, quesos, leche, yogur, frijoles) se desorientaban y entraban en “coma” frecuentemente. La teoría más fuerte parece indicar que el hígado enfermo no puede procesar el amonio que se produce como sustancia final de la digestión de las proteínas mediante la acción de nuestras bacterias en el colón. El amonio llega al cerebro y ocasiona serios trastornos químicos que alteran nuestra capacidad para pensar y estar alertas.
Pero ¿cómo podemos evitar la desnutrición y la pérdida de músculo si al paciente no le permitimos comer proteínas? La respuesta es simple: abandonando antiguos dogmas. Los estudios recientes demuestran que es más importante el tratamiento médico de la encefalopatía que la restricción extrema de proteínas. Incluso, un paciente con cirrosis y estable puede comer al menos un gramo de proteínas por kg de peso ideal al día. El uso de formulas especiales y dietas restringidas solo debe reservarse para casos difíciles y avanzados.
De esta manera, la guía nutricional debe proporcionar un menú variado que permita una buena proporción de proteínas vegetales y suficiente energía para evitar la desnutrición y sus fatales consecuencias.

FUENTE: http://www.laprensagrafica.com/mujer/salud/208585-ipuede-comer-carne-un-paciente-con-cirrosis.html





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