La estancitis

Probablemente, los que más pierden dinero en el Paraguay, un poco por debajo de los dueños de los colectivos capitalinos, sean los que poseen grandes extensiones de tierra y con gran cantidad de ganado vacuno incluido en su interior.   

Un colectivero que no se lamente de lo mal que le va y un ganadero criollo que no llore por lo difícil que está todo, jamás podrían quedar sin invitación a un simposio nacional de “quejosos empedernidos” del Paraguay. Si el convite tuviese que extenderse a los quejosos con justificación comprobada, el simposio debería ampliarse y abarcar a todo el Paraguay. Es probable que los últimos 100 años de malos gobiernos y el descontento por este gobierno del cambio y que sigue sobre las mismas vías del subdesarrollo, sean los agentes causales de seguir viajando a Buenos Aires, Madrid y Nueva York.   

Tal vez, por esa intención de recibir la compasión de la población o por ese masoquismo genético y enfermizo de sufrir pérdidas constantes, la gente busca adquirir una superficie de tierra y sembrar vacas, cuya reproducción dependerá del cargo que se tenga dentro del Gobierno. La relación es siempre directa y no oculta datos ni resultados: cuanto mayor cargo, más brotan los vacunos. Así, todos quieren una estancia…  

Ya tuvimos ejemplos con los gobernantes anteriores. Empezaron el periodo con una escuálida mascota nativa para finalizar el mandato con muchas reses y foráneas razas de nombres difíciles de pronunciar, pero que, al final, son los mismos bifes en estado natural.   

A pesar de lo elemental, mi “pequeño diccionario práctico Larousse” proporciona varias acepciones a la palabra “estancia” y explica desde: permanencia en un sitio; precio que se paga por alojarse cierto tiempo en un sitio; tiempo que se queda un enfermo en un hospital y cantidad que por ello paga; morada; habitación de una vivienda; estrofa; hacienda de campo y finca de ganadería. Este último significado dado en la región rioplatense y en Chile, según mi pequeño compañerito que ya muestra síntomas de achaques por mis continuadas y abusivas consultas.   

El único que interpretó casi todas las acepciones de la palabra “estancia” fue el que fuera director por mucho tiempo del IPS de la anticuada era stronista, el señor Hugo de Jesús Araújo. Solo que nada pagó por alojarse tanto tiempo en un hospital, por mantenerse en un mismo sitio, usó el IPS como si fuese su vivienda, su casa y su caja chica. Su hacienda porcina mantenía en el predio del Hospital Central con la segura comida de los asegurados y se aseguró de estancias en el Chaco y en los EE.UU. Ya no tuvo tiempo en lo que hace a alguna estrofa ya que el San Blas del 89 desmanteló su porqueriza en el Hospital y los asegurados del IPS volvieron a tener la misma atención que ahí tenían sus chanchos.   

Un abogado, sin ser de primera instancia pero de una estancia de primera, y especialista en negar paternidades, gestiona hoy la compra de la chaqueña estancia “Santa Carmen” (4.100 hectáreas/G 10.000 millones) de los Araújo negando paternalmente que el dueño sea su defendido presidente. Es muy corriente que en el Paraguay la primera estancia sea adquirida durante el uso pleno de los poderes gubernamentales. Se paga derecho de piso al no entender nada del tema, pero uno queda bajo techo ya que la compra y las primeras pérdidas de un complejo ganadero paga el Estado, pero, eso sí, dejamos de pagar cuando vienen las ganancias en las estancias. Esa es la “ventaja” que tenemos como pueblo.   

Es buena idea tener estancias en el Chaco. Allí son escasas las invasiones porque hay que trabajar, por más que se huela que la compra venga de upa o de ka’írõ. Todos los ex presidentes se dedican a criar y manejar animales. ¿Será que adquirieron, con la gente que les rodeó, mucha experiencia durante sus mandatos?  

Todos quieren una estancia. El abogado presidencial dice que solo procura que la estancia de los Araújo Vann sea traspasada a los Araújo Vann… ¿Les van… a creer?




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