Campos agrícolas buenos para las aves

La relación entre la agricultura y las aves salvajes nunca ha sido muy afectiva. Los profesionales del campo, los agricultores, siempre se han quejado de que los animales aéreos destrozan sus campos comiéndose todos los granos. Y los pájaros, por su parte, ven cómo el ser humano les come terreno y no deja espacio para que puedan vivir. A estas líneas gruesas, un estudio de investigadores de la Estación Biológica de Doñana con el apoyo de SEO/BirdLife ha encontrado los matices suficientes para afirmar lo contrario, que los cambios moderados en la configuración del paisaje pueden favorecer la presencia de aquellas especies que utilizan diariamente ambientes muy diferentes para subsistir.
Esta conclusión, publicada en la revista Plos One, se debe a que, a medida que se reduce la distancia entre los distintos tipos de hábitats utilizados por una especie, lo hacen también los riesgos y la inversión energética asociados al desplazamiento. "Sabemos que no todas las especies responden de forma negativa a la transformación del hábitat, algunas de ellas pueden incluso verse beneficiadas por el manejo agrícola. Estamos convencidos de que si llegamos a comprender las bases del 'éxito' de estas especies, podremos diseñar entonces directrices de gestión que actúen como elemento conciliador entre agricultura y conservación", afirma Carlos Camacho, autor principal del estudio.
El informe analiza los desplazamientos que los chotacabras cuellirrojos, unas aves insectívoras nocturnas, realizan a diario para acceder a sus zonas de nidificación, alimentación y descanso en áreas alrededor de Doñana. Los resultados muestran que, aunque tanto en el interior del parque como el exterior cuentan con una amplia representación de hábitats, su disposición espacial es marcadamente distinta y, como resultado, los chotacabras del área manejada, significativamente más abundantes que en la zona protegida, han de realizar un menor esfuerzo diario en sus desplazamientos.
Los espacios protegidos constituyen una prioridad en términos de conservación pero, actualmente, son los paisajes agrícolas los que albergan la mayor parte de la biodiversidad mundial. Por ello, la conservación de la biodiversidad pasa por considerar también las zonas transformadas, ajenas a cualquier figura de protección. Empero, los efectos positivos del manejo agrícola han sido rara vez reconocidos por los ecólogos, y todavía son pocos los que han abandonado la tradicional visión para centrarse en los aspectos positivos y promover su incorporación en las directrices de gestión.
Como resultado, los científicos aún desconocen la contribución relativa de cada tipo de manejo a la conservación de la biodiversidad. "Los resultados sugieren que efectos negativos de la transformación agrícola del paisaje podrían atenuarse siguiendo directrices de manejo orientadas a manipular sólo la disposición espacial de los diferentes usos del suelo, pero no la superficie total dedicada a cada uso. De este modo, conseguiríamos facilitar el acceso a múltiples hábitats diferentes desde los puntos de reproducción de aves sin reducir necesariamente la producción agrícola", añade Camacho.
http://www.laverdad.es/murcia/sociedad/ciencia/201408/17/campos-agricolas-buenos-para-20140817124732-rc.html

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